La isla de La Graciosa se enmarca dentro de la Reserva Marina del Archipiélago Chinijo. (Chinijo es un gentilicio local que significa pequeño, se utiliza sobre todo para referirse a los niños). Con 70.700 Hectáreas es la mayor reserva marina de Europa y un área de excepcional valor paisajístico. Esta reserva se circunscribe en los municipios de Teguise y Haría y está formada por los islotes de La Graciosa, Alegranza, Montaña Clara, Roque del Este, Roque del Oeste o del Infierno y los ricos de Famara. Fue creada en 1995 con el objeto de garantizar la explotación sostenible de los recursos pesqueros. Entre otras medidas de protección, queda prohibida toda clase de pesca marítima y extracción de especies vivas, aunque está permitida la pesca profesional de salemas y especies pelágicas migratorias con aparejos de anzuelo y las artes tradicionales de la zona, así como la pesca de recreo a no menos de 2 millas de este espacio acotado.

Un factor determinante de su riqueza natural es el entorno marino que lo circunda, que desde el punto de vista biológico, es uno de los más ricos y variados de Canarias. Hasta el momento se han catalogado 304 especies de macroalgas marinas, lo que representa un 53,15% de la florula total del Archipiélago Canario y es la zona de las Islas con mayor índice de diversidad de especies de macroalgas.

Los recursos de estas aguas explican la abundancia de aves marinas, que encuentran en ellas la base de su alimentación. Esto ha motivado que el parque haya sido declarado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y es por definición un área de sensibilidad ecológica. La población más numerosa es la Pardela Cenicienta (entre 7.500 – 10.000 parejas), considerada la mayor colonia del territorio nacional. Entre las especies más raras y amenazadas, se encuentra el Paiño Pechialbo o (rapaces como Cernícalo), Lechuzas, el Halcón de Leonor o “Aleta” (Falco Eleonorae) y el Guincho o Águila Pescadora (Pandion halla etus).

Otro de los valores potenciales más significativos de esta Reserva Marina, lo constituyen, sin duda, las referencias históricas sobre la presencia de la foca monje (Monachus monachus). Este vertebrado marino, que se encuentra hoy en peligro de extinción a nivel mundial, sobrevivía gracias a la tranquilidad y riqueza biológica que ofrecían estas costas, con abundantes cuevas y jameos donde se refugiaba y reproducía. Actualmente, Alegranza es uno de los territorios potenciales para la reintroducción de poblaciones de esta foca, muy esquilmada y expoliada en las cercanas costas mauritanas y mediterráneas.

Dentro de esta reserva se establece también una zona de máxima protección, denominada Reserva Marina Integral, comprendida en el área de un círculo de una milla de radio, centrado en el Roque del Este. En esta zona queda prohibida la realización de cualquier tipo de pesca marina o extracción de especies vivas y solo se puede acceder con fines de interés científico y autorización expresa de la Consejería de Pesca del Gobierno de Canarias.

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