Lanzarote es una isla que enamora, un lugar especial donde apreciar la interacción del ser humano sobre la naturaleza. A quien visita Lanzarote por primera vez le llama increíblemente la atención la armonía de sus entornos rurales y los espectaculares y variopintos paisajes naturales, áridos, semidesérticos y sin embargo hermosos.
Además de la riqueza emergida, Lanzarote esconde otra isla bajo el agua, una isla sumergida repleta de color y de vida. Una erupción de biodiversidad que llena de movimiento y alegría cada espacio tocado por el mar. En nuestras aguas podemos tener ocasión de disfrutar de la majestuosidad de animales, como meros, tortugas, mantas, delfines e incluso rorcuales y cachalotes.
Gran cantidad de pequeños animales pueblan los paisajes submarinos de Lanzarote, muchos de ellos difíciles de ver para los buceadores en las demás de islas como la estrella canaria, el coral naranja, el romero capitán o los enjambres de camarones que se esconden en las numerosas cuevas sumergidas de la isla.
La orografía submarina está marcada por su origen volcánico determinando una variedad paisajística única dentro de las Islas Canarias. Profundos acantilados submarinos, que caen por debajo de los 200 m muy próximos a costa, o extensas plataformas entre islas hacen que las inmersiones en Lanzarote sean de lo más diversas. Cuevas, arcos, veriles (acantilados submarinos), bajones, barcos hundidos, arrecifes artificiales, tubos volcánicos, encuentros con grandes animales, bosques profundos de corales, buceo con tiburones, todo es posible en Lanzarote.
Como en el resto de las Islas Canarias, nuestras aguas rebosan de vida pero carecen de especies realmente peligrosas, al contrario que en otros destinos del mundo. En Canarias las especies marinas se caracterizan por ser tranquilas y como mucho huidizas, por lo que los encuentros con angelotes, grandes meros o tiburones martillo constituyen una suerte y no un motivo de alerta. El sentido común, la prudencia, el respeto y la información son el secreto de unas inmersiones seguras.
El objetivo es potenciar un buceo responsable que apueste por conservar el entorno y que se esfuerce por mejorarlo.