Hoy hemos soñado con un brindis multitudinario al atardecer. Bebíamos un vino blanco fresco. Uno criado en los hoyos artesanos de La Geria, uno de esos caldos que conservan la memoria (y los aromas y los minerales) de esta tierra hecha de fuego y ciencia campesina.
Mientras llega el deseado escenario de salud pública garantizada para la población y para todos los viajeros que están deseando visitarnos, nos hemos dedicado a la contemplación de la naturaleza que nos rodea.
Hoy tachamos otro día más en el calendario. Hoy estamos un poco más cerca de componer una sinfonía siguiendo la batuta de la naturaleza.
La fortuna consiste hoy en tener una ventana abierta al cielo o un balcón con vistas al mar.
Fuente: Turismo Lanzarote